Hace
tiempo que comprobé que la mejor manera de enseñar es aprendiendo y
cuando no se aprende y solo se pretende enseñar es que te has
quedado anclado en el tiempo, porque la vida es constante movimiento.
Es por eso que un río está vivo y una charca se pudre y acaba
muriendo.
El
movimiento produce los cambios, y con los cambios vienen las
experiencias. De las experiencias se aprende o terminas repitiendo. O
sea, que aprender es necesario para seguir evolucionando,
expandiendo, creciendo. Si dejas de aprender y en algún momento te
plantas y crees que ya sabes lo necesario, te engañas, te mientes a
ti mismo, te aposentas en un lugar de confort virtual intentando
vivir de las rentas, mientras la vida sigue su curso.
Claro
que llega un momento en que consideras que tienes algo que aportar.
En eso consiste el conocimiento y la evolución, en un intercambio de
ideas y descubrimientos para bien de todos y la humanidad. Y cuando
crees que ves algo que los demás no ven es lógico y natural que lo
quieras compartir, especialmente si crees que están siendo
engañados, manipulados y conducidos para servir a otros intereses
que no son suyos, que no son nuestros, que no son humanos. Como
también es lógico y natural que te duela ver a los que sufren, a
los desposeídos, a los que encierran, a los que someten, y sientas
quebrarse el alma cuando chillan, cuando gritan, cuando claman
justicia y ésta nunca llega, ni sacia, ni equilibra, ni consuela.
Pero luego dan una justificación, una excusa, unos motivos que
muchos tragan y vuelta a empezar. De nuevo nos engañan y vuelven a
manipular y muchos son los que les siguen y defienden ciegos de
ignorancia y control.
Pero
esto de querer compartir o ayudar a llevar luz a los demás no es tan
fácil como en principio pudiera parecer. Es entonces cuando nos
damos cuenta lo difícil que es crear consciencia, la cantidad de
obstáculos que hay que vencer y la cantidad de enemigos que debes
enfrentar. No solo los externos que son más fáciles de ver, sino
también los internos que hay que desmontar. Por eso se habla del
guerrero, no por una cuestión romántica ni de enaltecimiento
místico, sino por una cuestión de necesidad. Pues deberás
convertirte en un verdadero Guerrero para poder enfrentar a los
demonios en su terreno y con todos sus recursos, enfrentar a toda la
programación establecida y enfrentar hasta a los más cercanos que
nos rodean que se pondrán en tu contra. Todo ello para tener
siquiera unas pocas posibilidades de éxito, arañando trocitos a la
oscuridad, pero con la certeza y la satisfacción de hacer lo
correcto. Habrás de convertirte en un guerrero o sucumbir, porque a
menudo estarás solo, sin más ayuda que tu entrenamiento, tu
voluntad y tu espíritu, y en contra, todo lo demás.
¿Es
muy alto el precio? Claro que sí ¿O es que creías que con solo ver
un poco más allá te regalaban la libertad? ¿Es que creías que con
conocer de conspiraciones, entender de manipulaciones, ver parte del
engaño, ya no serás manipulado ni engañado? ¿Todavía desconoces
que el gran error es querer vencer enemigos externos sin antes haber
enfrentado y dominado al más feroz y encarnizado que se encuentra en
tu interior?
La
libertad no se regala, la libertad se conquista a base de esfuerzo y
trabajo interior. Entonces, apenas empieces a sentirte libre de tus
cadenas, es cuando estarás preparado para romper la de los demás,
comprender al que sufre y aliviar su dolor.
Ángel
Hidalgo