29 abril 2018

NUEVA HUMANIDAD


Sin duda estamos viviendo una época de cambios tremendos que se sienten y experimentan tanto a nivel individual como colectivo. El ser humano, y por extensión la humanidad, se encuentra flotando sobre las aguas de un río que desde hace tiempo ha entrado en un aumento de su corriente y actividad, como si se precipitara dicho río por una pronunciada pendiente que se estrecha y acelera su flujo antes de terminar donde sea que deba desembocar.

Muchos se encuentran a la deriva, inconscientes del devenir de su existencia y superados por el curso de los acontecimientos. Otros se debaten haciendo equilibrismo para mantenerse a flote intentando comprender lo que pasa mientras son arrastrados por la corriente. Y algunos más, unos pocos, procuran sincronizar sus ritmos y fluir aprovechando el impulso de las aguas al tiempo que tratan de ayudar a otros.

El paradigma está cambiando, las posturas se radicalizan y los tonos grises se difuminan, tendiendo al negro o al blanco, lo que sirve o no sirve, lo que formará parte de la nueva Matrix y lo que no lo hará por ser contrario a su naturaleza en vibración, frecuencia y resonancia. El denominador común es la nueva luz que recibimos proveniente del sol como eyecciones de energía y la aceleración que ésta conlleva, de acuerdo con los ciclos y el pulso de la Creación. Esto afectará a todo el sistema solar y por supuesto a Gea, nuestra Tierra.

No creo necesario explicar lo mal que está el mundo, pues lo sufrimos en nuestras carnes día a día, en la calle, en el trabajo, cuando pagamos nuestros impuestos, cuando vemos las noticias, la política, la educación, la sanidad o en lo judicial. Todo está dispuesto y conformado para que funcione un sistema opresivo, asfixiante y manipulador que trata a los ciudadanos como números, como ganado, como unidades de producción, como ciudadanos, como votantes, pero no como seres humanos libres y soberanos que deciden cómo vivir.

Pero también es constatable que en los últimos tiempos cada vez es más lo que sale a la luz pública y lo que antes estaba oculto ahora es un secreto a voces, pues la bajeza moral, la corrupción, el robo, el saqueo, la explotación, el engaño y la mentira, el tráfico de niños y la pederastia, la manipulación y un sin fin de miserias indeseables de quienes nos gobiernan están saliendo a flote para que las podamos mirar y salgamos del adormecimiento, del sueño y del sopor de la oveja conducida y el esclavo consentido.

Todo esto terminará, más pronto que tarde, con la caída de este sistema cabalista impuesto por el sionismo internacional, un sistema caduco que tiene las horas contadas y que será sustituido por un sistema Humano, verdadero y justo que estará en sintonía con la nueva Matrix que ya está aquí y empieza a funcionar, desde el plano mental al plano físico, creando y asentando las nuevas reglas por la que se regirá la nueva Gea que devolverá al Ser Humano el rol que le corresponde como guardián y protector de su biodiversidad.

Así pues y con este propósito afrontamos esta nueva etapa para centrarnos en lo que queremos crear desde la consciencia. Demasiado tiempo y energía hemos empleado destapando, desvelando, enfrentando, señalando las causas y el origen del mal. Ahora es momento de poner nuestra atención en lo que sentimos de verdad, en lo que necesitamos, en lo que queremos crear para que la consciencia, la voluntad, y la energía se reúnan en un mismo propósito y con un mismo fin, pues la fuerza reside en la unión, de donde emergerá una nueva Humanidad más libre, justa y verdadera mientras todo lo demás se desmorona. ¿Por qué será así? Muy simple: porque somos nosotros quienes creamos y conformamos la realidad.

Ángel Hidalgo



07 abril 2018

UNIFICACIÓN


Pasamos a ver la última de las Siete Llaves que guardan el tesoro escondido de la Consciencia del Ser. Después de haber tratado las seis primeras llaves, tres que podríamos considerar del lado interno como son la Certeza, la Coherencia y la Impecabilidad, y otras tres del lado externo, que son la Consideración, la Acción y la Ejecución, nos queda ahora la última llave que corona y sella la conexión con el Ser. Esta llave no es otra que la Unión o Unificación.

A estas alturas del camino, con el trabajo interior y exterior realizado para la consecución de todas las anteriores llaves, nos damos cuenta que todo ha sido una vuelta al origen, un ejercicio de recordar para vivenciar, de experimentar para plasmar, de volvernos a reencontrar con quien en el fondo somos y siempre fuimos, aunque por largo tiempo no supimos y solo actuábamos como un pálido reflejo de la luz de nuestro espíritu.

Genéricamente hablando, unificar es que varias cosas o personas distintas formen un todo y contribuyan a una causa común o hacer que varias cosas de la misma clase sean iguales y semejantes entre sí. En lo que a nosotros se refiere, la unificación consiste en reunir y orientar los distintos puntos de la esfera de consciencia que representan nuestros diferentes personalidades o yoes que miran hacia el exterior para que actúen como uno solo y al servicio del Ser.

El primer obstáculo a salvar es dejar de existir en la dualidad donde los opuestos se reemplazan e intercambian entre ellos favoreciendo la confusión y la manipulación de la realidad, para encontrar el equilibrio en la trialidad que armoniza y concilia los contrarios. Si todo lo vemos y percibimos en los términos de bien y mal, de blanco y negro o de ángeles y demonios solo estaremos percibiendo la vida y el universo desde dentro de la caja de nuestra mente. Incluso los parámetros de grande y pequeño, de macro y micro, solo son medidas que se utilizan para alejarnos de nuestra verdad, pues todo es fractal en el universo y la verdad más grande se encuentra en el corazón más pequeño así como el corazón más pequeño está contenido y palpita sincronizado al ritmo de la Creación. Todos tenemos acceso a esa verdad por pertenecer a la Esencia que nos da la Vida y a los principios que portamos como avatares del Ser.

Los nombres y las etiquetas mistifican el conocimiento desde el momento que tendemos a quedarnos con las etiquetas y no integramos el conocimiento que contiene. El continente es la vestidura, el contenido es el alma del conocimiento, y del alma se construye el Espíritu como cuerpo de expresión del Ser.

Aquel que se cree separado de los demás no vive la trialidad, quien se posiciona en un lado de los opuestos de la dualidad no puede vivir en el equilibrio de la tercera energía, aquel que se queda con la etiqueta y no integra el alma del conocimiento no crea su espíritu, sino que se fabrica un ego creído trascendido que termina sintiéndose superior a los demás por carecer de la humildad de reconocerse, en esencia, igual a su prójimo.

La fragmentación de la personalidad, los diferentes yoes de la consciencia artificial, se deben fusionar en un todo homogéneo para poder funcionar unificados en intención y propósito. Esto sería imposible sin haber formado previamente nuestro centro de gravedad que al ser alimentado en pensamiento, palabra y obra, toma la relevancia y el control de la personalidad virtual, pero ya no desde los deseos y los intereses del ego fragmentado, sino desde la necesidad y la voluntad del Ser con la tercera energía del Amor que une y equilibra los opuestos.

Cuando los yoes se han fusionado en uno solo, cuando la unificación se ha producido, la vida adquiere otro significado y la existencia un nuevo sentido, nos habremos convertido en alguien totalmente nuevo que ve a través de los ojos de la Consciencia del Ser. Se podría decir que hemos vuelto a nacer, pero nacer no de la carne, sino del Espíritu como cuerpo de enlace del Ser. Habremos dejado de ser una mera posibilidad para convertirnos en una particularidad que es parte activa y participa del propósito de la Creación, formando parte de la vida consciente del Universo.

Hasta aquí las Siete Llaves que hay que recorrer y encontrar para tener acceso al Tesoro guardado en nuestro interior. Ninguna llave es gratis, te la encuentras un día por la calle ni se puede regalar. Todas tienen que ser conseguidas por trabajo y esfuerzo interior, por merecimiento y no por petición. El que busca encuentra y el que encuentra debe accionar si quiere seguir encontrando.

Ángel Hidalgo



01 abril 2018

EJECUCIÓN


Según el diccionario, se define la ejecución como “la realización de una acción en cumplimiento de un proyecto, un encargo o una orden”. Se trata de llevar a consumación o cumplir lo que se ha puesto por obra. Por tanto, si accionar es llevar a la acción lo que se piensa y siente en cumplimiento de una necesidad, la ejecución consiste en la realización de dicha acción llevándola a su terminación.

En principio pudiera parecer que la acción se confunde con la ejecución, pero no son la misma cosa, sino una consecuencia, ya que accionar es dar comienzo a los actos para llevar a cabo un propósito y con la ejecución buscamos la finalización de éste llegando a su consumación. Cuando Accionamos estamos llevando a la obra o materializando la consecución de una necesidad y cuando Ejecutamos estamos finalizando el resultado de las acciones emprendidas, dándole así cumplimiento. Claramente, no podría haber una ejecución sin una acción previa. Primero se acciona, luego se ejecuta.

Un ejemplo ilustrativo podría ser cuando nuestro accionar nos ha llevado a crear una composición musical, entonces escribimos la partitura con sus notas teniendo en cuenta los instrumentos que intervendrán, y cuando estos instrumentos han sido reunidos y todo está dispuesto, es entonces que pasamos a la ejecución que sería tocar la pieza musical, llevarla a efecto, realizarla como obra consumada.

Uno de los mayores problemas que presenta la consecución de esta llave es que a menudo no se llega a ejecutar, terminando así lo empezado, pues son numerosas las veces que se emprenden acciones por aquí y por allá que se pierden en el camino, que se difuminan y terminan en nada, no concluyendo la intención inicial con el cumplimiento del propósito final. En ocasiones porque las acciones emprendidas no fueron las mejores, pero también por los desvíos y la falta de constancia. La ejecución precisa de las acciones adecuadas y éstas deben ser mantenidas con consciencia y perseverancia, de lo contrario la ejecución final brillará por su ausencia.

La Ejecución debe estar avalada por la Certeza, y en la medida de lo posible por la experiencia, para no ejecutar desde una creencia o suposición, ejerciendo un daño en vez de un bien mayor. Ejecutar exige un ejercicio de consciencia, considerando al prójimo como a ti mismo, pues una vez ejecutado puede que no haya vuelta atrás. No en vano esta llave se consigue después de haber recorrido las cinco primeras de la Certeza, la Coherencia la Impecabilidad, la Consideración y la Acción, pues solo así estaremos capacitados para ejecutar conscientemente y hacernos cargo de sus consecuencias. Todo se rige por consciencia y responsabilidad.

A pesar de todo, la ejecución es un acto necesario para dar término y concluir aquello que nos hemos marcado como objetivo y propósito, siendo de verdaderos Humanos asumir la responsabilidad que nos compete y terminar lo que se empieza, pues Ejecutar representa la manifestación de la voluntad puesta al servicio del Ser, concretando las acciones necesarias para que lo interior tenga su reflejo en el exterior y el Espíritu se exprese en la materia.

Ángel Hidalgo