27 mayo 2018

LOS NUEVOS PARADIGMAS


Un paradigma es un modelo general o patrón implantado como base de un sistema y a través del cual discurren los arquetipos que lo representan. También un paradigma sirve para conformar la visión de cómo los individuos perciben la realidad, determinando sus creencias, principios y valores, de manera que influye y condiciona sus experiencias, sus respuestas e interacción con el mundo que le rodea. Como ejemplos de paradigmas, los más significativos son: la religión, la ciencia, la política y la economía. Todos ellos con numerosos arquetipos que discurren por su programa principal como vástagos que lo representan y sostienen.

La Nueva Humanidad pronta a manifestarse se basará en nuevos paradigmas, rompiendo con aquellos que por tanto tiempo han servido para deformar la realidad y someternos a su control. Hay dos tipos de paradigmas, el fabricado por implantación y el existente por creación, el primero es una deformación subjetiva de la realidad formado generalmente con fines de manipulación por la clase dominante, el segundo es el que existe como parte de la realidad general, intrínseco en la naturaleza de las cosas e inherente a las leyes universales.

En la Nueva Humanidad habrá una vuelta a los orígenes y conexión con lo natural, donde el concepto de religión no tendrá cabida ni sentido, pues no harán falta instituciones ni representantes de ningún dios en la tierra que se atribuyan el derecho a hablar por lo divino y decirle a los demás lo que deben o no deben hacer. El Ser Humano será su propio dueño, libre y soberano en responsabilidad y consciencia, obedecerá a su instinto natural, a su conexión con la Fuente y a los dictados de su corazón a través de su espíritu.

Habrá una vuelta a lo natural y se restablecerá el contacto con la naturaleza, conviviendo en armonía con el auge y el estudio de la ciencia y la tecnología. Pero no una ciencia artificial y perniciosa, ni una tecnología solo al alcance de unos pocos privilegiados, sino que será expansiva, universal y liberadora. Expansiva porque la ciencia y la tecnología vendrá a ampliar los horizontes y las posibilidades de la Humanidad con avances hasta ahora inimaginables, universal porque será accesible para todos de manera prácticamente gratuita, y liberadora porque no solo vendrá a hacer innecesario mucho del trabajo que hoy se realiza, sino que supondrá un salto en la medicina y la salud, la expectativa de vida, la comunicación y el transporte, por poner algunos ejemplos.

La política, si se le puede llamar por ese nombre, pues tal vez sería más apropiado el término pol-ética, será algo totalmente nuevo y que nada tiene que ver con el actual paradigma, pues los representantes del pueblo serán elegidos por méritos y jerarquía de consciencia. Esto quiere decir que solo serán aptos y elegibles aquellos que por hechos demostrados sirven y tienen vocación para ser los representantes y gestionar los recursos del pueblo, y que, por jerarquía, su expansión de consciencia les permita tomar decisiones salvaguardando los derechos y libertades de los demás.

En cuanto a la economía, que tanto ha servido al sistema sionista como medio de control y esclavitud, se tenderá hacia una economía sin necesidad del dinero. Puede que éste siga existiendo en un principio, pues lo malo no está en el dinero en sí sino en su uso y manipulación para sojuzgar a los pueblos, y solo se utilice como medida de valor o instrumento de intercambio de los bienes y la producción para un reparto equitativo, nunca especulativo. Pero la tendencia será a desaparecer cuando los pueblos estén organizados, los bienes bien repartidos, los servicios comunes distribuidos y las necesidades cubiertas, donde cada uno tomará lo que necesita y todos aportando a la comunidad en consciencia y responsabilidad. La economía estará basada en el factor Humano, para cubrir sus necesidades y posibilitar su desarrollo, no en el factor dinero como fuente de satisfacción de deseos y causa de desigualdades.

En definitiva, los paradigmas que conformarán la Nueva Humanidad serán completamente nuevos y poco o nada tendrán que ver con los que conocemos, pues será un sistema Humano, creado por Humanos y construido para Humanos, acorde a su verdadera naturaleza y a las leyes que rigen la Creación. Un sistema que permita la libre expresión y desenvolvimiento de la Vida consciente en toda su magnitud y diversidad, habitado por seres libres y soberanos que comparten en alegría una experiencia común.

Ángel Hidalgo



20 mayo 2018

FUNDAMENTOS DE LA NUEVA HUMANIDAD


Ha llegado el momento de que nos ocupemos de lo que serán los fundamentos y principios básicos de la Nueva Humanidad, pues aunque no sepamos a ciencia cierta el cómo ni el cuándo acontecerá, si sabemos el porqué, y el cambio llegará porque así está escrito, porque la Humanidad del futuro tuvo su continuidad en la Línea 42, porque el futuro existe y ya pasó. Solo tenemos que recordar ese futuro que nos pertenece y tomar las decisiones apropiadas que nos llevaron allí, descubriendo así el cómo y el cuándo, pues esas decisiones nos llevarán a las acciones justas y correctas, tanto en lo individual como en lo colectivo, que serán las promotoras de los acontecimientos que la traerán a manifestación.

Los principios y fundamentos de la Nueva Humanidad son muy claros y no pueden ser otros que los valores más elevados del ser humano, desde donde se construye unas nuevas normas de convivencia y organización basadas en el respeto, la consideración, la equidad, la paz y la abundancia; pero también en la responsabilidad, la coherencia, la acción justa, la unión y el bien común que prevalece antes que el bien particular, pues si algo debe distinguir a un Ser Humano no es su egoísmo e interés particular, sino su empatía, su solidaridad y su generosidad en procurar el bienestar común, antes incluso que el suyo propio.

Es por ello que uno de los principios fundamentales de la Nueva Humanidad estará sostenido por el respeto mutuo y la consideración hacia el prójimo, lo que posibilitará una convivencia armónica, el gusto por compartir y el reparto equitativo de las riquezas. Cuando todos participan de lo que hay, de lo que se produce y se distribuye equitativamente en la comunidad, cuando todos colaboran con lo que tienen y poseen en beneficio de todos, la competición no tiene ningún sentido, ni querer acaparar más de lo necesario para vivir, ni se afanan por conseguir bienes, ni compiten por tener más. Nadie poseerá privilegios especiales, ni se perseguirán prebendas y protagonismos, no harán falta títulos ni escrituras de propiedad, ni certificados, ni mil acreditaciones más que solo sirven para separar, para el ánimo de lucro y para conseguir privilegios de unos sobre otros.

No habrá pobres y ricos, ni clases sociales, sino Humanos todos, construyendo juntos y conviviendo en un precioso planeta lleno de abundancia y prosperidad. La conservación y custodia de la naturaleza y el medio ambiente no será una excepción ni una excusa bonita para otros fines, sino algo de lo que todos tendrán consciencia y por tanto cuidarán de su biodiversidad, sabiendo que es nuestra casa-nave, nuestro hogar, el arca que nos cobija y alimenta mientras viajamos por el espacio y su inmensidad.

Las guerras serán un mal recuerdo que perteneció a un pasado donde cohabitábamos con demonios con fines de control, dominio y supremacía. El ser humano verdadero no goza con el sufrimiento ajeno ni se regodea haciendo daño a los demás. La paz será su bandera, el bienestar compartido su alegría y que todos participen de la abundancia, su estado natural.

No serán necesarias las numerosas e interminables leyes, ni ordenanzas, ni reglamentos, ni códigos civiles y morales, pues el ser humano se dejará guiar por su instinto natural, por su conexión con el Todo y la Creación, por su conservación, supervivencia y desarrollo. Así como tendrá acceso a su espíritu e intuición que lo conecta al Ser, y a través de éste al SER de los demás.

Una Nueva Humanidad donde todos y cada uno se harán responsables de sí mismo, donde primará la coherencia y la verdad contenida en su corazón y expresada en pensamiento, palabra y obra; sin engaños, sin mentiras, siendo justos consigo mismo y los demás, sin menospreciar a nadie ni dejando atrás a desvalidos y menesterosos, sino promoviendo una Humanidad verdadera que camina unida en valores, conocimiento y expansión.

¿Cuáles son entonces esos principios y fundamentos de la Nueva Humanidad? Sin duda alguna serán sus propias virtudes que son inherentes a la condición Humana, pero amplificadas por la Consciencia expandida, sabiendo quiénes son en realidad, de dónde vienen y a dónde van, conscientes del lugar que ocupan, de su propósito y finalidad, como expresión de la Vida Consciente de la Creación.

Ángel Hidalgo



13 mayo 2018

DE ENTRE LAS CENIZAS


Puede que cueste verlo, pero la consciencia colectiva de la humanidad está cambiando a pasos agigantados. No hace muchos años que la inmensa mayoría de la población era ajena a mucha información que nos es relevante, entonces hacían y deshacían a su antojo, nos conducían con facilidad y nos engañaban con simples artimañas. Hoy en día no es tan fácil y muchos movimientos son descubiertos apenas empiezan y se estrellan contra el conocimiento anticipado y la consciencia expandida de un pueblo que, aún necesita madurar, pero ya no es tan fácil de manejar.

Lo podríamos resumir como que antes el péndulo pertenecía por entero a los mandatarios y grupos de poder, pero ahora la población está despertando, no se queda callada, se manifiesta, protesta y empieza a tomar acciones porque se ha dado cuenta que no puede dejar todo en manos de sus gobernantes. El péndulo se está moviendo y el pueblo comienza a asumir lo que siempre fue suyo pero nunca ejerció: que el poder recae en la voluntad de los pueblos y no en unos cuantos que dicen representarlos.

Es cierto que muchos países, la mayoría, están muy mal, y que claramente están gobernados por títeres carentes de humanidad que no trabajan por el bienestar de su pueblo, aunque digan lo contrario. Es cierto que en muchos lugares la pobreza y la miseria, la corrupción y la explotación sin escrúpulos, están llegando a límites que sobrepasa la paciencia de lo soportable y poniendo a prueba el aguante de nuestra dignidad, donde el desempleo, la falta de medios, el hambre, las personas sin hogar, la usura de los bancos, las restricciones legales, la represión policial y la merma de derechos destrozan la convivencia armónica de la sociedad y relegan a los humanos a la condición de esclavos y mendigos que sobreviven con las sobras que caen de la mesa.

Pero en todo lo malo hay algo de bueno y cuando peor son las circunstancias es cuando más aflora las virtudes del Humano. No se puede vivir constantemente contra la espada y la pared, o bien rompes la pared o agarras la espada y se la clavas al enemigo para que deje de seguir matando a tus hijos, a tu familia, a tus hermanos, a tus congéneres. La paciencia tiene un límite y tan solo una gota puede derramar el vaso. El pueblo ya no se calla y está empezando a recobrar su poder, un gigante dormido inconsciente de su fuerza y de lo que es capaz de hacer.

Cada vez son más las voces que se alzan contra el atropello, la injusticia y la inhumanidad, cada vez son más los que abandonan su zona de confort para dar la batalla en todos los frentes y en todos los ámbitos. No se dejen engañar, no somos las ovejas desvalidas que no pueden salir del redil cercado donde los pastores guardan al ganado, no somos sus indefensos esclavos atados de pies y manos. Lo único que se necesita es unión y un propósito común, abrir los ojos y ver lo que nos jugamos, dejar de estar metidos cada uno en su celda mental y contentarnos con baratijas, abandonar nuestras fantasías y esforzarse en lo que merece la pena, priorizar lo que a todos nos beneficia y dejar los personalismos, reconciliar nuestras pequeñas diferencias para ganar un mundo, y con él, nuestra libertad.

Todo es cuestión de consciencia, y sin consciencia no hay responsabilidad para hacerse cargo de lo que hay que hacer, de aquello que a todos nos compete e incumbe, de comprender que todos los humanos nos necesitamos y que si cada uno hiciera su parte el mundo cambiaría en poco tiempo, la Tierra sería muy distinta y construiríamos juntos una nueva Humanidad basada en los principios del Humano justo, libre y verdadero, en sus virtudes que tanto han querido acallar y mancillar. Pero no, luchan contra un imposible, pretenden ocultar el sol que brilla en las alturas y que palpita en los corazones, el sol que ilumina el cielo y que alumbra la tierra.

Este sistema agoniza y tiene las horas contadas, la nueva Matrix ya está resurgiendo de las cenizas y reemplazando a la anterior. Toda la inmundicia está saliendo a la luz para que la veamos y seamos conscientes de ella, para que nos decantemos a favor o en su contra, para que elijamos si estamos del lado de los Humanos o de los demonios, para que de todo ello pueda surgir, como ya está pasando, una nueva Tierra y una nueva Humanidad. De ello nos ocuparemos a partir de ahora, de ir viendo sus bases y fundamentos para construir el futuro que pasó, pues en alguna Línea de Tiempo ya lo conseguimos, solo tenemos que recordar y proyectar ese futuro que se vino a llamar la Línea 42.

Ángel Hidalgo



06 mayo 2018

LA MATRIX: DOSIS DE REALIDAD


Una Matrix o realidad virtual determinada necesita de sus propios proyectores que la sustenten, pues lo que llamamos realidad no es sino un número sinfín de variables contenidas dentro de unos parámetros que abarcan una ecuación de elección preñada de posibilidades. En esta realidad sus habitantes actúan como puntos de recepción/emisión de información y consciencia, y por tanto, son sus proyectores holocuánticos, que terminan definiendo lo que llamamos la Matrix que nos contiene y envuelve, convirtiéndose en la configuración colectiva establecida, unos paradigmas aceptados por la suma de los proyectores de la realidad, es decir, nosotros, con el compendio de nuestras creencias, opiniones, preconceptos, subjetividades, prejuicios, conformismo y aseveraciones.

La Matrix no existe porque las élites la fabricaron, sino porque nosotros la proyectamos y sostenemos con nuestros pensamientos, palabras y actos, pues somos los que finalmente le damos la sustancia y realidad. Ellos solo la diseñaron, pero luego necesitaron hacernos creer que era así, que la aceptemos e incorporemos, para que seamos sus proyectores a modo de fuente de alimentación, inconscientes y dormidos, habitantes de un sueño que construyen y promueven una fantasía colectiva que acaba siendo nuestra pesadilla particular.

La verdadera Realidad es mucho más, más amplia, más inabarcable, más sorprendente, más asombrosa, más repleta de posibilidades. Pero necesita de una nueva visión, de ver con ojos nuevos hasta dónde podemos llegar, necesita de una expansión de consciencia que traspase los límites impuestos, necesita de voluntad y osadía para en lugar de soñar atreverse a vivir según nuestros más altos principios y dictados del Ser.

La Realidad es una cosa y la Matrix es otra. La Matrix es el sucedáneo que hemos aceptado como nuestra realidad, cuando solo es una fabricación burda y acomodada proyectada por nuestras mentes inconscientes sometidas a la conveniente manipulación. Por ejemplo, la economía imperante necesita que nosotros la aceptemos y nos sometamos a ella, la religión igual, la política igual... y así todos y cada uno de los pilares que sostienen el sistema. Pilares que se apoyan unos a otros y juntos conforman la Matrix, esa falsa realidad que nos rodea y esclaviza, que nos hace trabajar para ella en beneficio de unos pocos elegidos.

En otras palabras, el sistema se alimenta de nosotros, lo sostenemos nosotros, lo perpetuamos nosotros, así que también lo podemos cambiar nosotros si dejamos de prestar nuestra necesaria ayuda y colaboración para su mantenimiento. Es por ello que esta Matrix tiene dos columnas fundamentales: la fabricación de unos paradigmas que debíamos aceptar y mantener, y la segunda es la fragmentación y la división de sus habitantes para que no podamos construir nada juntos, nada nuevo.

La primera ya sabemos cómo la consiguen, que es imponiendo unos cánones de conducta y patrones mediante la religión, la ciencia, la política, la economía, etc. La segunda es fomentando el ego a través del deseo para que siempre estemos fragmentados, divididos y enfrentados unos con otros. Y para ello cualquier cosa es válida, pues el fin es crear rivalidad y competitividad, promovidas con el fútbol, el feminismo y el machismo, los pobres contra ricos o los negros contra blancos. Da igual lo que sea, no importa tanto el medio mientras que se consiga el fin: que no exista unión ni propósito común, porque eso sería su perdición.

Pero esto no solo debe darse en el exterior, sino también en el interior, para que sea su reflejo. Por ello promueven el deseo y la fragmentación de la personalidad, donde solo nos movemos por intereses partidistas y no por colectividad, por competición de unos contra otros y no por la unión y el bien común que nos dignifica y nos hace mejores, por deseos del yo y no por la necesidad del Ser. El resultado es que logran socavar la integridad y la expansión de consciencia, pues no somos uno e individuales, sino legiones enfrentados unos con otros. Así que menos aún podemos aspirar a actuar como colectivo unido para romper las cadenas y crear algo juntos.

La consecuencia es que consiguen que seamos fácilmente manipulables y perdemos entidad, entidad como seres humanos, entidad como colectivo y entidad como humanidad. Es por ello que resulta tan difícil la convivencia entre nosotros, ponerse de acuerdo en una comunidad de vecinos o formar un frente unido para construir algo juntos. Ésta y no otra es nuestra mayor debilidad.

A pesar de todo, los seres que todavía conservan las virtudes que le son propias e inherentes a su condición humana están despertando, y aunque no sean tan visibles o apenas se les escuche en medio de tanto ruido ensordecedor, somos más de lo que parece, y la transformación hace tiempo que comenzó. Pero no se dejen engañar porque no salgamos a menudo en los medios de comunicación oficiales o seamos desconocidos a nivel mundial, pues estamos desperdigados por toda la Tierra, haciendo cada uno de que debe y en el medio que se desenvuelve.

¿Desperdigados? sí, pero no separados, pues estamos unidos por hilos invisibles que nos conecta en intención y propósito, agentes infiltrados en el sistema que, lo sepan o no, representan la consciencia en expansión de la humanidad y la creciente masa crítica que detonará la explosión de esta Matrix y dará paso al amanecer de una Nueva Humanidad.

Ángel Hidalgo