Según
el diccionario, se define la ejecución como “la realización de
una acción en cumplimiento de un proyecto, un encargo o una orden”.
Se trata de llevar a consumación o cumplir lo que se ha puesto por
obra. Por tanto, si accionar es llevar a la acción lo que se piensa
y siente en cumplimiento de una necesidad, la ejecución consiste en
la realización de dicha acción llevándola a su terminación.
En
principio pudiera parecer que la acción se confunde con la
ejecución, pero no son la misma cosa, sino una consecuencia, ya que
accionar es dar comienzo a los actos para llevar a cabo un propósito
y con la ejecución buscamos la finalización de éste llegando a su
consumación. Cuando Accionamos estamos llevando a la obra o
materializando la consecución de una necesidad y cuando Ejecutamos
estamos finalizando el resultado de las acciones emprendidas, dándole
así cumplimiento. Claramente, no podría haber una ejecución sin
una acción previa. Primero se acciona, luego se ejecuta.
Un
ejemplo ilustrativo podría ser cuando nuestro accionar nos ha
llevado a crear una composición musical, entonces escribimos la
partitura con sus notas teniendo en cuenta los instrumentos que
intervendrán, y cuando estos instrumentos han sido reunidos y todo
está dispuesto, es entonces que pasamos a la ejecución que sería
tocar la pieza musical, llevarla a efecto, realizarla como obra
consumada.
Uno
de los mayores problemas que presenta la consecución de esta llave
es que a menudo no se llega a ejecutar, terminando así lo empezado,
pues son numerosas las veces que se emprenden acciones por aquí y
por allá que se pierden en el camino, que se difuminan y terminan en
nada, no concluyendo la intención inicial con el cumplimiento del
propósito final. En ocasiones porque las acciones emprendidas no
fueron las mejores, pero también por los desvíos y la falta de
constancia. La ejecución precisa de las acciones adecuadas y éstas
deben ser mantenidas con consciencia y perseverancia, de lo contrario
la ejecución final brillará por su ausencia.
La Ejecución debe estar avalada por la Certeza, y en la medida de lo
posible por la experiencia, para no ejecutar desde una creencia o
suposición, ejerciendo un daño en vez de un bien mayor. Ejecutar
exige un ejercicio de consciencia, considerando al prójimo como a ti
mismo, pues una vez ejecutado puede que no haya vuelta atrás. No en
vano esta llave se consigue después de haber recorrido las cinco
primeras de la Certeza, la Coherencia la Impecabilidad, la
Consideración y la Acción, pues solo así estaremos capacitados
para ejecutar conscientemente y hacernos cargo de sus consecuencias.
Todo se rige por consciencia y responsabilidad.
A
pesar de todo, la ejecución es un acto necesario para dar término y
concluir aquello que nos hemos marcado como objetivo y propósito,
siendo de verdaderos Humanos asumir la responsabilidad que nos
compete y terminar lo que se empieza, pues Ejecutar representa la
manifestación de la voluntad puesta al servicio del Ser, concretando
las acciones necesarias para que lo interior tenga su reflejo en el
exterior y el Espíritu se exprese en la materia.
Ángel
Hidalgo
Como siempre esclarecedor y al grano
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