En
el universo todo funciona en base a energías. Todo lo que conocemos
está formado de energías en diferentes vibraciones o frecuencias y
existe continuamente un intercambio o interacción energética entre
las partes. Es un hecho fácilmente comprobable que cuando entramos
en contacto con otras personas, éstas pueden subir o bajar nuestra
energía, según la calidad de sus pensamientos, palabras y obras, al
igual que nosotros también podemos contribuir a mejorar o empeorar
la energía de los demás.
El
propio entorno que nos envuelve puede cambiar nuestra energía, pues
cada medio o lugar está impregnado de su propia energía que lo
envuelve. No es lo mismo adentrarnos en un cementerio o en un
hospital lleno de enfermos, que hacerlo en una fiesta de cumpleaños
o en un entorno natural lleno de árboles, pájaros y ríos de aguas
cristalinas.
La
energía destilada por nuestro propios pensamientos y emociones
cambia según la calidad de los mismos. Cuando tenemos un buen estado
interior de equilibrio y armonía, todo nos parece que está bien,
hay claridad de pensamiento, serenidad, optimismo y todo fluye de
forma natural aflorando lo mejor de nosotros. En cambio, cuando
estamos en un estado interior de baja calidad energética, no vemos
las cosas claras, hay desesperanza, confusión, nos sentimos perdidos
y somos presa de la tristeza, del pesimismo y de los miedos,
proyectando esa baja energía en los demás.
La
energía se transmite de unos a otros, pues
no hay manera de permanecer ajenos al entorno en que vivimos y
tarde o temprano hay que lidiar con ello. Cada persona destila su
propia energía fruto de sus pensamientos, emociones y actos que se
generan
a
través de su
experiencia y
la forma en que ésta le
condiciona,
tanto en sus victorias
como en sus derrotas, en
su aceptación o su rechazo, tanto en su impacto mal
procesado
como en
su aprendizaje correctamente procesado como forma
de superación,
pues
la experiencia es solo un medio, lo que hacemos con ella es nuestra
lección
y elección.
Del
mismo modo, cada barrio, cada pueblo o ciudad, cada
región o nación,
es contenedor y destila su propia energía compuesto por la suma de
las partes que lo componen. Igual
que
cada grupo, comunidad, ideología,
religión o corriente filosófica, que ha creado su propio centro de
gravedad energético
a
través del cual gira y mueve sus propias energías, distinguiéndose
de cualquier otra.
Las
élites que gobiernan y controlan este planeta no están interesadas
en la mejora de la humanidad sino
que
procuran mantener al pueblo con energías de baja calidad, aunque
digan trabajar por el bienestar de la mayoría. Por ello ocultan las
nueva tecnologías y el conocimiento liberador que llevarían al
mundo a un entorno de energías
de más alta calidad, porque
significaría
la
pérdida de sus privilegios y supremacía, la
pérdida de su poder.
En
un entorno de conocimiento al alcance de todos y de la tecnología
oculta
que
nos libere
del trabajo-esclavo, la humanidad daría un salto evolutivo sin
precedentes,
el entorno energético produciría Humanos de alta calidad, igual que
un estado saludable del cuerpo crea y mantiene células saludables.
Pues
demostrado está que células enfermas terminan sanando si se
trasladan a un entorno o medio adecuado y saludable.
Todo
es cuestión de energía y de consciencia. Dependiendo
de la
calidad del producto utilizado (energía) dará lugar a un resultado
distinto. Una baja calidad de energía utilizada dará pobres
resultados y una energía de alta calidad producirá los mejores
resultados. El problema es que el entorno o medio en que nos
desenvolvemos no favorece la propia evolución de la consciencia,
sino que la somete a la inconsciencia,
a la fragmentación y a la competencia despiadada.
Aún
así, todo puede
ser encontrado
para el que quiere
ver, ya que el conocimiento y la energía pueden ocultarse pero no
eliminarse, pues como es sabido la energía no
se crea ni se destruye, solo se transforma. La
solución pasa entonces
por
generar nuestra propia energía y consciencia procesando productos de
alta calidad Humana
para
que, por
contagio y propagación, se extienda al propio sistema alcanzando
la masa crítica necesaria, cuando
la suma de consciencia, integración y cooperación produzca la
inevitable transformación.
Ángel Hidalgo
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