No
hay mayor derrota que convencerte de que no tienes ningún poder, que
nada puedes hacer para cambiar las cosas, que la vida solo te sucede,
y que son los que mandan los que deciden el rumbo de nuestro destino.
Te conviertes en aquello en lo que crees, así que todo el aparato
del sistema se empeña en mostrarte que eres un don nadie y que estás
en manos del gobierno, que debes elegir entre una u otra opción para
que decidan por ti, y que existen unos representantes de dios en la
tierra a los que debes acudir para buscar consuelo y salvación.
Mientras tanto, trabaja, paga tus impuestos y consume para poder
sobrevivir.
Así
se nos pasa la existencia, como en una carrera donde vas saltando
obstáculos para tu propia supervivencia, de manera que no veas más
allá, no te plantees nada nuevo, no salgas del propio carril que han
marcado para ti y sigas al rebaño que ya alguien se encarga de
dirigir. Mientras tú, inconsciente de tu propio poder, sigues
alimentando al sistema.
Todo
es cuestión de energías, allí donde pongas tu energía será lo
que alimentas. Si estamos enfocados en nuestras miserias, nuestros
miedos y nuestras limitaciones, éstas serán las que tomen
preponderancia y las veremos como insalvables, las veremos como una
gran losa que descansa sobre nuestros hombros, porque nosotros mismos
nos habremos encargado de alimentar y engordar.
También
ocurre que, en ocasiones, vivimos a expensas de la imagen que nos
hemos labrado, o bien de la imagen que los demás tienen de nosotros,
haciendo lo imposible por satisfacerla, como si fuera una fachada que
nos preocupamos en mantener para dar satisfacción a nuestro ego o al
ego de los demás. Sin embargo, en nuestro Ser más profundo, el Yo
real y verdadero permanece sepultado entre tanta apariencia fabricada
por nuestros miedos, ambiciones, miserias y vanidades, todas ellas
sustentadas por una ilusión.
Pensemos
que, con el tiempo, todo lo que creemos tener se nos va a escapar de
las manos, y lo único que quedará al final es mirar atrás y ver
las decisiones que tomaste, la responsabilidad que asumiste y aquello
por lo que luchaste. Entonces nos preguntaremos si valió la pena, si
hicimos lo correcto, y si el camino escogido estuvo en sintonía con
lo que te pedía el corazón. Pues existe un poder interior que todos
tenemos pero pocos escuchan, que está más allá de lo que pensamos
y creemos, más allá de la lógica y de la razón, que no se atiene
a convencionalismos ni costumbres, sino que se expresa a través de
la intuición y de corazonadas, porque de ahí proviene.
Todos
tenemos dentro de nosotros el poder creativo y transformador, pero
pocos se hacen conscientes de él, porque lo primero que hace falta
es hacernos responsables de nuestros pensamientos, palabras y obras,
algo que rompe con nuestra zona de confort, pues aunque decimos estar
hartos de las injusticias, de manipulaciones y corrupciones, seguimos
dependientes de alguien que decida por nosotros, que se haga cargo y
diga lo que hay que hacer. Pero eludimos tomar nuestras propias
decisiones con coraje y voluntad, responsables y coherentes con
nosotros mismos y con los demás. A veces, incluso, somos capaces de
verlo y sentirlo en nuestro interior, saber que es así, pero no
damos el paso definitivo para afrontarlo o volvemos a caer tras un
tímido intento, no siendo capaces de mantener la intención y el
propósito cuando aparecen la dudas, los obstáculos o las primeras
críticas.
Es
por ello que son tan importantes las certezas, encontrar tus propias
verdades en lo profundo de tu corazón, sabiendo bucear entre capas y
capas de superficialidad. Porque es allí donde te encontrarás
contigo mismo, con la realidad de tu existencia y con la voz de tu
conciencia, que es la voz de la consciencia del SER. Puede que
entonces tengas un atisbo de la Verdad, te des cuenta de que existe
un propósito por encima de ti mismo y alcances tu verdadero
potencial.
No
hay mayor poder que descubrir quién eres, reconocerte en tu propia
alma y trascenderla en espíritu, porque entonces habrá comenzado tu
liberación, dejarás de ser alimento de otros cediéndoles tu poder,
conducirás tu propia existencia y encontrarás la luz que alumbra tu
camino.
Ángel
Hidalgo
qué buen momento para pensar nuestra realidad como sociedad, como parte de un colectivo, donde se nos impone elegir dirigentes que no dirigen, gobiernos que no gobiernan...estamos en un espacio bisagra donde tus pensamientos entran, y dan frutos. gracias por compartir.
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